Скачать с ютуб Veranadas Alto Bio Bío edit в хорошем качестве

Veranadas Alto Bio Bío edit

Los cajones cordilleranos de los ríos Bío Bío y Queuco abrazan la comuna de Alto Bío Bío y se conforman en sus principales arterias. La población, mayoritariamente pehuenche, que sobrepasa las siete mil personas, se emplaza en los numerosos valles aledaños a sus corrientes y desde los cuales se pueden apreciar montañas colmadas de una patrimonial flora y fauna nativa. Junto al sinuoso Queuco se ubican las comunidades de Pitril, Cauñicú, Malla Malla, Trapa Trapa y Butalelbún. Imponente se abre el valle de Trapa Trapa, que se prolonga en el de Butalelebún el cual, a su vez, toca la frontera argentina y permite ver la eterna fumarola del volcán Copahue. Territorio con un historial de resistencia por sostener sus costumbres, que les identifica como los hombres y las mujeres del pehuén, el nutritivo piñón fruto de la araucaria. También es fuente de alimentación e ingresos el ganado, al que se le debe proveer del forraje necesario para su subsistencia. En este empeño se ha forjado una de las tradiciones más enraizadas de la gente del pehuén. En el periodo estival familias completas se trasladan hacia la cordillera para acompañar el pastar de corderos, chivos, caballos. Las veranadas no sólo significan trabajo con los animales, son también momentos para disfrutar de la quietud y del poder de un paisaje propicio para recrear la cultura ancestral de este pueblo. Es vital para la cultura pehuenche el destino de sus jóvenes. Los hay quienes han buscado lejos un futuro para sus vidas. Pero también existen aquellos que reflexionan acerca de esa profunda relación con su etnia, tan sometida a los avatares de la historia de Chile. Hacia los faldeos del Copahue la naturaleza les privilegia con su belleza y les permiten avizorar oportunidades para el progreso de sus familias. Termas de incomparable calidad posibilitan imaginar centros recreacionales con cabalgatas, gastronomía y relatos de la vida pehuenche. Las características geográficas y climatológicas de Alto Bío Bío, y más aún hacia la cordillera de los andes, resultan particularmente propicias para que levante el vuelo un turismo rural de cuya sustentabilidad ellos mismos se hacen responsables.